Hace 61 años la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) del gobierno estadounidense articuló un plan junto a la empresa United Fruit Company (UFco) para derrocar al entonces presidente electo de Guatemala, Jacobo Arbenz, quien promovía políticas progresistas en detrimento de los intereses económicos de la frutera imperialista.
La política de nacionalización impulsada por el gobierno arbencista a través del decreto 900 golpeó a la UFco, que tenía el monopolio del ferrocarril y enormes extensiones de tierra ociosa, así como el control político de varias naciones centroamericanas por esos años.
Por ello, John Foster Dulles, quien era accionista de la UFco y hermano del entonces director de la CIA, Allen Dulles, promovió la campaña de desgaste y eventual derrocamiento de Árbenz.
Así, el 18 de junio, después de tres años de saboteo, económico y social, por parte de la transnacional y en medio de sobrevuelos no autorizados de aviones estadounidenses, un motín de 300 mercenarios cruzó la frontera desde Honduras bajo la dirección de Carlos Castillo Armas, quien luego protagonizaría una dictadura que lo dejó para la historia como el "traidor de la patria".
La instalación de Castillo Armas en el poder fue decidida por la embajada estadounidense en la Ciudad de Guatemala. Esto tras la renuncia inducida de Arbenz, que se produjo el 27 de junio de 1954 frente a las agresiones militares en contra del pueblo guatemalteco, consumándose de esta forma el golpe de Estado.
Décadas después, mediante documentos desclasificados de Washington, se comprobó que el derrocamiento fue el objetivo de la denominada Operación PBS-Success, que comprendía propagada, logística y recursos armados gestionados a través de la CIA y autorizados por el presidente Dwight Eisenhower.
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