En América Latina hay un refrán que se ha convertido en chiste popular: "EE.UU. es el único país del continente donde no hay golpes de estado porque no hay allí una embajada gringa".
En Venezuela, cuna de la revolución bolivariana que promueve el socialismo del siglo XXI, hay una embajada estadounidense y en 16 años, sus ciudadanos han sufrido numerosos intentos de subvertir el orden constitucional establecido a través del voto universal.
Este jueves, 12 de febrero, se cumplía en Venezuela un año del proceso de desestabilización convocado por sectores de la ultraderecha criolla, que derivó en el asesinato de 43 personas, la mayoría de ellas, víctimas de bandas neofascistas.
Bajo el mismo esquema y apoyados por los exponentes del Golpe Suave contra Europa del Este, dos dirigentes de la minoría opositora, Leopoldo López y María Corina Machado, azuzaron a los manifestantes a tomar las calles "hasta que el Gobierno se vaya".
Un año después, estos mismos personajes, involucrados en planes magnicidas, difunden junto a otro opositor, Antonio Ledezma, un documento denominado Acuerdo Nacional para la Transición. Se definen allí las líneas que demarcarían el proyecto de un supuesto nuevo Gobierno, ante el "ineludible derrumbe del régimen" que habría de desarrollarse en un tiempo perentorio.
El planteamiento del documento no es nada nuevo:Disolución de los poderes públicos, la retoma del control de Petróleos de Venezuela con una nueva directiva, la solicitud de créditos al Fondo Monetario Internacional, volver al proceso de privatizaciones, es decir, el retorno al neoliberalismo. Más de lo mismo planteado en el decreto de golpe de estado que 12 años antes ya había promovido el dictador y empresario Pedro Carmona Estanga.
Los Firmantes
La primera de ellos, María Corina Machado, agente del Gobierno del expresidente George Bush contra Chávez y receptora de fondos de la USAID, según investigaciones de la abogada y comunicadora Eva Golinger. Intentó sin éxito ser la abanderada de la oposición como contendora al chavismo en la elección presidencial de octubre de 2012. Perdió su curul en la Asamblea Nacional en 2014 por haber violado la ley cuando pretendió malponer a la República en la Organización de Estados Americanos con apoyo del expresidente de Panamá, Ricardo Martinelli.
Por su parte, Antonio Ledezma, actual alcalde metropolitano de Caracas, participa en la redacción del documento, mientras es acusado por haber buscado financiamiento para las llamadas guarimbas e incluso, suministrar apoyo a terroristas como Lorent Gómez Saleh, quien fue deportado por Colombia cuando fueron divulgados videos en los cuales confesaba la planificación de atentados contra funcionarios públicos, dirigentes populares de organizaciones de base y sitios emblemáticos del país.
Finalmente, Leopoldo López, director nacional del partido Voluntad Popular, conectado con el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, suscribe el documento tras las rejas, mientras es procesado por la justicia venezolana por haber promovido con su presencia y su discurso, los eventos de violencia del 2014. Convertido por la derecha transnacional en una suerte de mártir, cuenta con el apoyo de CNN en Español y su caso es utilizado para decir que en Venezuela se violarían los derechos humanos.
Golpe frustrado
De acuerdo con información suministrada este jueves, por el presidente Nicolás Maduro, la publicación en la prensa de este Acuerdo Nacional para la Transición era la señal para la activación de un golpe de corte militar. Extremadamente difícil, pues el respeto de la constitucionalidad dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana es prácticamente absoluto, la derecha requería un grupo de militares sobornables para sus fines.
Lograron conformar un grupo de unos 17 oficiales activos, a los cuales el Departamento de Estado concedió visas por el solo hecho de estar dispuestos a derrocar a Maduro.
El plan "era atacar con un avión Tucano artillado algunos puntos tácticos de instituciones del Estado, tales como el Ministerio de la defensa; el Ministerio de relaciones interiores, justicia y paz; el palacio de Miraflores, sede del Gobierno nacional; la cancillería y la sede de -la televisora y multimedio- Telesur", dijo en alocución pública, el presidente Maduro.
El ataque se haría durante la difusión de un video de 8 minutos y 30 segundos de duración, grabado por el grupo de militares activos, más unos civiles que, portando uniformes y pasamontañas, asumirían la ejecución del plan golpista.
Uno de los sobornados habría sido, según el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello Rondón, el Primer Teniente Ricardo José Antich Zapata, detenido ya, piloto de aviones tucanos y "encargado con los contactos de Estados Unidos de conseguir el asilo y las visas norteamericanas".
En los allanamientos practicados durante estos días, explicó Cabello, "se encontraron 3 fusiles AR15 con sus respectivos cargadores, granadas, 1 pistola HK, computadoras y los uniformes militares".
En la planificación, financiamiento y colaboración para esta llamada Operación Jericó, Cabello mencionó a diversas personalidades de la burguesía venezolana como Julio Borges, fundador del partido Primero Justicia; Parsifal D’Sola, empresario y activista político; María Corina Machado y Pedro Mario Burelli, quien habría conectado en Washington a dos militares con el discípulo de Gene Sharp, Peter Ackerman; entre otros.
¿De dónde son los aviones?
Un detalle importante de la investigación es el relativo a la procedencia de los aviones que usarían para bombardear estos sitios tácticos, que incluían también a la Fiscalía General de la República, el Tribunal Supremo de Justicia, entre otros.
Y es que, según las autoridades, los aviones tucanos venezolanos están en tierra y en reparación mayor: "tienen un defecto en el tren de aterrizaje, en una pieza conocida como rueda de nariz. Es una falla del material que cede a la resistencia", detalló Diosdado Cabello.
Se reportó además, que en Panamá estaba prófugo el teniente Eduardo Figueroa Marchena, uno de los posibles pilotos de aviones de este tipo y quien habría participado en el complot.
Horas antes, el presidente Maduro había demostrado al respecto ciertas suspicacias: "le pedí a la canciller Delcy Rodríguez, quien se encontraba en Moscú, que se comunicara con los representantes diplomáticos de los Países Bajos y estuvieran pendientes de este tipo de aviones en sus aeropuertos. Intenté hacer lo mismo con el presidente Santos, con quien pedí hablar varias veces y no me atendió porque estaba volando".
La intención de Maduro era advertir a la más alta jerarquía colombiana de la situación de peligro que significaría el despegue de un avión de este tipo desde su territorio. Ya años atrás, el exministro de la defensa venezolano y periodista, José Vicente Rangel, había denunciado la compra de aeronaves por parte de banqueros prófugos de la justicia venezolana como Eligio Cedeño y Nelson Mezerhane, involucrados en desfalcos de instituciones financieras y otros delitos. Estos aviones estarían, según la información de Rangel, en Colombia.
EE.UU. aporta más que visas
La torpeza del presidente Obama de reconocer con desparpajo que le tuerce el brazo a los países que no oyen sus exigencias, se demostró en el documento Estrategia de Seguridad Nacional 2015.
Publicado el viernes pasado por la Casa Blanca, allí el policía del mundo dejó claro que este año apoyaría "a los ciudadanos de países donde el pleno ejercicio de la democracia está en riesgo, como Venezuela".
La víspera del golpe frustrado contra Maduro, el vicepresidente Joe Biden se reunió con la esposa de Leopoldo López. El encuentro fue anunciado vía redes sociales, a través de la cuenta del propio Biden: "me reuní con los venezolanos afectados por la opresión de su Gobierno, para resaltar nuestro compromiso en la promoción de los derechos humanos del mundo". En este panorama, no hay casualidades.
Las sanciones del Senado de Estados Unidos, promovidas contra quienes investigan o detienen acciones sediciosas, son ejemplo claro del apoyo con el que cuentan los sectores de la burguesía criolla en aquel país.
Pero para ponerle mano a la primera reserva de crudo del mundo y sus más de 300.000 millones de barriles en reservas probadas; así como al oro, los minerales y el agua que hay en la tierra del Libertador Simón Bolívar, tendrán que hacer mucho más.
No será suficiente desaparecer productos de la cesta básica, como hicieron para tumbar a Allende en 1973 o contratar mercenarios para que se unan a las hogueras de bandas neonazis, al estilo revoluciones de colores.
Para vencer a la revolución bolivariana, tendrían que arrasar primero con la conciencia de un pueblo, que resucitó de la mano de Hugo Chávez tras 500 años de lucha. Y eso, no pasará.
Fuente| http://actualidad.rt.com/actualidad/166453-obama-perder-batalla-venezuela
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